domingo, 23 de junio de 2024

Dificultades y Destinos Extraordinarios

“En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos‬ ‭5‬:‭1‬-‭5‬ ‭NVI‬‬

La vida ofrece una variedad de experiencias. Algunos son recuerdos preciados, como el día en que alcanzamos un objetivo tan esperado, tuvimos a nuestro hijo en nuestros brazos o finalmente rompimos un ciclo negativo. Otras experiencias de vida nos dejan rotos. Queremos olvidar, pero las heridas lo hacen imposible. En esos tiempos, es tentador ver el sufrimiento a través de la lente de "¿Por qué yo?" O señalamos con el dedo a Dios y exigimos saber por qué no hizo algo. Nos damos la espalda del consuelo que puede extendernos en nuestras temporadas de dificultades.

Las dificultades son parte de esta vida. Le suceden a aquellos que conocen a Cristo y a aquellos que no lo conocen. Las dificultades no favorecen a una persona sobre otra, aunque a veces pueda parecer así. Debido a Cristo en nosotros, tenemos la gloriosa oportunidad de ver las temporadas de sufrimiento a través de una lente diferente. La angustia y la aflicción pueden ser una de las bendiciones de nuestra relación con Dios a través de Cristo debido a lo que produce en nuestra vida y los beneficios que aporta.

Las dificultades y problemas a los que nos enfrentamos pueden parecer presiones de nuestro trabajo, escuela, finanzas, situaciones familiares, problemas de salud, tragedias, penas, persecuciones, malos tratos o soledad. Cuando descartamos nuestras dificultades porque no son tan malas como las de otra persona, nos perdemos las bendiciones que Dios tiene para nosotros dentro de nuestras pruebas.

Dios nos asegura su presencia en todas las cosas. Nos permite depender de él y nos ayuda a acercarnos a él. Podemos terminar bien una temporada de dificultades cuando nos damos cuenta de que ganamos fuerza y madurez. Estos beneficios fortalecen nuestros corazones para una futura temporada difícil. Sabemos que el sufrimiento produce perseverancia, que es la capacidad de soportar. Esto produce carácter al fortalecer nuestra determinación de elegir honrar a Dios a través de lo que sea que enfrentemos. Esta fuerza de carácter produce entonces una esperanza que mira hacia un futuro con Dios.

Jesús volverá y hará que todo sea nuevo y arreglará las cosas. Mientras tanto, mientras esperamos, Dios vierte su amor en nuestros corazones a través del poder del Espíritu Santo para consolarnos y acercarnos a la presencia de Jesús. Con la perspectiva del bien que nuestras dificultades pueden crear en nuestras vidas, podemos aprender a gloriarnos en ellas debido a lo que Dios producirá en nosotros.

Dios usa las dificultades maravillosamente en nuestras vidas para crear la cadena de la madurez cristiana: la perseverancia produce carácter; el carácter produce esperanza. Se construyen el uno sobre el otro. No necesitamos crear dificultades o buscarlas, pero no necesitamos despreciarlas o perder la esperanza cuando nos enfrentamos a ellas. Podemos terminar bien nuestras temporadas de dificultades porque sabemos que Dios las usa para crear en nosotros una madurez que nos permita animar a los demás.

Las temporadas de dificultades pueden crear sentimientos de desánimo en nuestros corazones, especialmente cuando han durado mucho tiempo. La carga de vivir a través de ellos afecta a nuestro cuerpo, y podemos sentirnos débiles. Pero podemos terminar bien si recordamos confiar en Dios para la capacidad de soportar, elegir vivir de acuerdo con sus caminos y mirar a Jesús, nuestra esperanza.

viernes, 21 de junio de 2024

Gracia en la desgracia




 #Gracia en la desgracia


El sentido de la vida. Los años desperdiciados de la vida. Las malas elecciones de la vida. Dios responde al lío de la vida con una palabra: #Gracia


Muchos hablan como si entendieran el término. El banco nos da un período de gracia. El político corrupto cae en desgracia. Los músicos hablan de una nota de gracia. En la iglesia, la gracia adorna las canciones que cantamos y los versículos de la Biblia que leemos. La Sra. Grace comparte en la iglesia con sus primos: perdón, fe y compañerismo. Los predicadores lo explican. Las canciones la proclaman. Los seminarios lo enseñan.


Pero, ¿realmente lo entendemos?


Aquí está mi pensar: nos hemos conformado con la gracia débil. Ocupa cortésmente una frase en una canción, encaja muy bien en un letrero de la iglesia. Nunca causa problemas ni exige una respuesta. Cuando se le preguntó: “¿Crees en la gracia?” ¿Quién podría decir que no?


¿Has sido cambiado por gracia? ¿Formado por la gracia? ¿Fortalecido por la gracia? ¿Suavizado por la gracia? La #gracia de Dios es una locura. Te vuelve a conectar. De ser inseguro a confiar en El. De remordimiento a mejor arrepentimiento. Desde sentir miedo  hasta estar listo para lo que venga. La #Gracia es la voz que nos llama a cambiar y luego nos da el poder de lograrlo.


Recuerda: La sanidad ocurre cuando la herida está expuesta a la atmósfera de verdadera #Gracia


¿Qué significa la gracia para ti? ¿Sabes que es tuyo y que estás cubierto por la gracia? Hoy, operemos en la gracia de Jesús, confesemos todos los pecados que se nos ocurran en Su presencia, ¡y creamos que somos perdonados y libres!

lunes, 19 de febrero de 2024

Sana al ser Confrontado


El camino hacia la sanidad comienza con confrontarnos. 


Uno de mis programas favoritos hace muchos años es “Fixer Upper” por la cadena HGTV. Algo que aprendí sobre la remodelación de una casa es que tienes que arreglar incluso las cosas que otras personas no pueden ver.


Recuerdo que en uno de los programas, una familia llevaba tiempo luchando con una pared muy sucia por mucho tiempo en una casa que estaban remodelando. El esposo pensó que la mejor manera que podría solucionar el problema sería darle un poco de pintura. Así que eso es lo que hizo. La pared sucia estaba ahora "limpia".


Este método funcionó. Por un tiempo. Hasta el día en que él caminó por la pared y vió que el lugar que había pintado están tan feo como siempre.


El problema era que el lugar sucio no solo estaba sucio. Estaba mohoso. Sin haber limpiado el lugar primero, la pintura no podría resolver el problema. Solo lo cubrió por un tiempo.


Muchos de nosotros pasamos por la vida así. Vemos un lugar sucio y nos damos cuenta de que si le echamos un poco de pintura o evitamos esa zona de la casa, las cosas estarán bien. Cuando esto en realidad no funciona, y ahora tenemos dos problemas: el problema original y este nuevo problema creado para evitar la situación. 


Lo que aprendí de este episodio de la pared mohosa es que tenemos que resolver los problemas de la primera vez. Echar un poco de pintura sobre nuestros problemas no ayuda a largo plazo. Y eso es bueno, porque el problema es importante y digno de nuestra atención.


Muchos de nosotros tenemos experiencias traumáticas en nuestra vida. Desilusiones, pérdidas, abandonos, traiciones, etc. Sucede algo que nos cambia, pero en lugar de buscar la sanidad, buscamos consuelo en cosas que son momentáneas y que al final nos aíslan.


Después del trauma, nuestras emociones requiere sanidad. De lo contrario, pasamos por nuestras vidas gastando enormes cantidades de pensamiento y energía tratando de protegernos, incluso cuando es innecesario.


La buena noticia es que nuestro Padre celestial puede sanarnos si lo dejamos.


Si no confrontamos los líos de nuestro pasado y se los entregamos a Dios, eso se interpondrá directamente en nuestro presente y futuro. No tiene por qué ser así. Jesús vino a darnos una vida abundante, libertad de nuestros pecados, y alegría. ¡Darle acceso a cada parte de nuestras vidas nos llevará allí!

viernes, 2 de febrero de 2024

La Espera en Dios

 


En una escala del 1 al 10, ¿qué tan paciente eres? ¿Cómo te sientes mientras esperas en una larga fila del supermercado? ¿Te sientas en el  tráfico en un estado de tranquilidad y satisfacción? Si eres como yo, probablemente no. En lugar de paciencia y mantener la calma, los tiempos de espera pueden ser con malestar y ansiedad. Esperar puede ser frustrante y molesto, incluso en la vida de la fe. Entonces, ¿cómo respondemos a la descripción de David de esperar pacientemente ante el Señor? ¿Somos condenados si nos resulta difícil esperar? ¿Nuestra impaciencia revela una falta de fe en Dios o una falta de confianza en las disposiciones de Dios? No.




Esperar no es una negación de la fe. De hecho, aunque las traducciones al inglés y español a menudo representan este versículo como "Esperé pacientemente al Señor", esto no es exactamente lo que escribe David. El texto hebreo es mucho más expresivo. Literalmente, este versículo dice: "Esperé, y esperé, por el Señor". ¿Puedes escuchar esas emociones tensas? ¿Reconoces el eco de la dificultad y la tensión? Este versículo no describe a David sentado en la posición de flor de loto con los ojos cerrados y las manos extendidas. David recuerda su tiempo de espera y cómo se sintió prolongado. 


Una de las duras verdades sobre nuestra vida de fe es que Dios nunca nos promete gratificación instantánea. La fe no significa tranquilidad; no significa prosperidad; no significa una vida sin problemas. A pesar de orar por algo bueno y santo, es posible que nuestras oraciones no se realicen de inmediato. Esperar no es una negación de las promesas de Dios. El viaje de la fe, para todos los involucrados, implica momentos de lucha y espera.

¿Estás pasando por un momento de espera? ¿Estás anhelando que una de las promesas de Dios se revele en tu vida? ¿Has orado por una sanidad que aún no ha llegado? La buena noticia es que, por difícil que sea la espera, esta no es toda la historia. David dice: "se volvió hacia mí y escuchó mi llanto". En última instancia, tenemos un Señor que nos escucha. Dios nunca es sordo a nuestros gritos ni ciego a lo que pasamos. Como un padre que extiende la mano para tomar la mano de un bebé, Dios se acerca a nosotros de forma activa y amorosa.


Los tiempos de espera, por lo tanto, son momentos en los que estamos llamados a confiar en que Jesús está allí y que Jesús está trabajando, incluso si no lo vemos. Nuestra circunstancia externa no dicta el amor de Dios por nosotros ni la presencia de Dios.

Esto puede sonar extraño, pero una temporada de espera puede darnos la oportunidad de dar testimonio de la bondad de Dios. Esperar incluso puede ser una experiencia positiva. Es a través de los períodos de espera que experimentamos el poder de Dios haciendo "infinitamente más de lo que podemos pedir o imaginar" (Efesios 3:20). El testimonio de David sobre el poder de Dios en su vida fue mejorado por su espera, y alimentó su testimonio. Más adelante en el Salmo, David expresa cómo "no ocultaría tu amor y tu fidelidad a la gran asamblea" (vs. 10). La experiencia de espera de David, y su experiencia del Señor en respuesta a esa espera, se proclama a la gente de fe. La historia de David se cuenta para inspirar a otros a permanecer fieles a Dios en medio de su espera.


De manera similar, nuestra historia de espera es parte de nuestro testimonio. La espera nos abre al ministerio. La espera nos brinda la oportunidad de experimentar las delicias de Dios de maneras a veces milagrosas. Por lo tanto, nuestra temporada de espera no debe ser despreciada ni condenada. Más bien debería levantarse y celebrarse. A medida que nos mantenemos abiertos a la presencia amorosa de Dios, es posible que nos encontremos experimentando las promesas de Dios de una manera profunda. Esto, entonces, se convierte en una inspiración y un estímulo para los demás.


¿Cómo podría Jesús estar pidiéndote que uses tu tiempo de espera para Sus propósitos?

jueves, 18 de enero de 2024

Piensa en Grande sin pensar demasiado

 


No es fácil poner una cara feliz cuando se siente como si nada en tu vida se estuviera uniendo. Has orado, creído y actuado de todas las maneras que tienen sentido para ti, pero nada ha cambiado. Empiezas a preguntarte si Dios siquiera sabe sobre el lío en el que estás, las cargas que soportas. Tal vez a Dios no le importa o está demasiado ocupado con el resto del mundo para molestarse contigo y con tus problemas. ¿Dónde te deja eso?

Cuando estás pasando por un momento difícil en el que todo en la vida se siente al revés, puede que estés luchando por aferrarte a la esperanza. Cuando incluso tus amigos no saben cómo consolarte, podrías caer en un pensamiento negativo que trata de convencerte de que no estás en la lista de favoritos de Dios. ¡Pero puedes cambiar tus pensamientos!

Si quieres salir del estancamiento y avanzar hacia las promesas y la paz de Dios, comienza cambiando tu corazón y tu mente. Deja de contar tus miserias y empieza a contar tus bendiciones. Ese es un gran lugar para empezar.

Solo necesitas cambiar tu enfoque para poder ver la mano de Dios en el trabajo ahora mismo.

El escritor de Filipenses sugiere que abramos nuestras mentes a nuevas posibilidades pensando en cosas nuevas; podemos alterar nuestra perspectiva pensando en cosas grandes, ¡e incluso en cosas más grandes! Recuerda lo que has experimentado que te hizo sentir alegre y consciente de la amable mano de Dios en el trabajo, y luego dale la gloria a Dios.

Una vez que empieces a contar tus bendiciones, no tendrás a dónde ir más que subir.

Cambia tus pensamientos hoy y reflexiona sobre todo lo que te trae una alegría genuina. Busca que Dios aparezca ahora mismo y brille su rostro sobre ti, listo para hacer todas las cosas nuevas. Sigue pensando más y más grande, más brillante y mejor, porque sirves a un gran Dios, ¡y Él hace que todas las cosas sean posibles!

Dificultades y Destinos Extraordinarios

“En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por med...